Este pequeño robot a control remoto fabricado por la empresa francesa Iadys  no nada entre dos aguas. Ya probado en abril de 2019 por el puerto Chantereyne de Cherbourg, este descontaminador podría ser apuntado en el presupuesto de la ciudad en 2020.

Este grande pez amarillo fosforescente se cuela entre los cascos de los barcos con la agilidad de una anguila. Su bolsa colectora de desechos flota detrás de él como la cola de una carpa japonesa. Equipado con una batería resistente al agua, recargada en dos horas, traga los desechos y las irisaciones de hidrocarburos por pedido. Con sus 70 cm de largo y de ancho, pesa 18 kg, y se puede levantar con un bichero… antes de dejar el Jellyfishbot ir a su pesca increíble.

Establecida en setiembre de 2016, la sociedad Iadys concibe y desarrolla tecnologías innovadoras en el ámbito de la inteligencia artificial y de la robótica al servicio del medio ambiente. Uno de los fundadores, Nicolas Carlési, doctorando en robótica y inteligencia artificial, es apasionado por el mar desde hace su niñez. Las primicias de su acción por la descontaminación acuática aparecieron después de un viaje a Sicilia. El Jellyfishbot hace parte de un proyecto global “El Sea-neT” dedicado a la ecología marina.
¡Sin ninguna duda, este robot será más eficiente que la fastidiosa colecta manual en un salabre! Puede limpiar 1000 metros cuadrados por hora y sus tres motores eléctricos le propulsan a la velocidad de un nudo. Para sacar las manchas de hidrocarburos a la superficie, se puede equiparle de toallitas ultras absorbentes. ¡Adiós a las redes, plásticos y botellas! Dentro de poco, el robot será equipado de un láser a fin de detectar los desechos de manera autónoma. Una inversión necesaria para Cherbourg, muy frecuentado por los buques de crucero y los transbordadores que tienen un impacto ecológico desastroso.

La solución habitacional en Cherbourg 
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